Revisión bibliográfica: impacto de la duración del tratamiento con testosterona


El tratamiento con testosterona aporta máyores beneficios en la salud cardiovascular y el cáncer de próstata cuanto mayor es la duración del tratamiento.


“Survival and cardiovascular events in men treated with testosterone replacement therapy: an intention-to-treat observational cohort study”. Wallis CJD, Lo K, Lee Y, et al. The Lancet Diabetes & Endocrinology. 2016; May 7.

Interesante estudio publicado en la revista The Lancet, en la que se analiza por primera vez el impacto de la duración del tratamiento con testosterona en la mortalidad, morbilidad cardiovascular y cáncer de próstata.

Se analizó una muestra de casi 11.000 hombres de más de 66 años tratados en algún momento con testosterona frente a un grupo control de 28.000 hombres que nunca se trataron con testosterona.

La mortalidad a los 5 años del estudio de los tratados alguna vez con testosterona fue significativamente menor que la de los controles (15,4% vs 17,7%). La incidencia de enfermedad cardiovascular fue similar en ambos grupos, pero el grupo tratado con testosterona presentó una incidencia de cáncer de próstata un 14% inferior a los no tratados.

Por otro lado, se clasificó a los hombres tratados con testosterona en tres grupos. Los que usaron la testosterona durante poco tiempo (de 1 a 3 meses), los que la usaron durante un periodo medio (6 a 12 meses) y los que la usaron durante más tiempo (25 a 51 meses). Se observó que la mortalidad disminuía a medida que la duración del tratamiento con testosterona se alargaba. De igual manera ocurría con la incidencia de la enfermedad cardiovascular (16% inferior en los tratados durante más tiempo con respecto a los controles) y con el cáncer de próstata (40% inferior en los tratados durante más tiempo con respecto a los controles).

Sin embargo, la mortalidad del grupo de tratamiento corto con testosterona (menos de 3 meses) fue superior a los sujetos control. Algunos estudios anteriores han observado también este aumento de los eventos cardiovasculares al inicio del tratamiento con la testosterona por primera vez. Sin embargo, los autores del actual estudio consideran que este efecto no deseado no es debido a la testosterona en sí, sino al mal estado previo del paciente en el momento de iniciar el tratamiento. Los beneficios totales de una terapia de reemplazo hormonal con testosterona se van afianzando con los años.

Como conclusión, este estudio confirma una vez más la seguridad y los beneficios del tratamiento con testosterona en la salud cardiovascular y el cáncer de próstata y confirma de nuevo el efecto beneficioso de la larga duración del tratamiento.

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