Efectos cosméticos de la terapia de reemplazo hormonal


La terapia de reemplazo hormonal bioidéntica es, junto con otros tratamientos de medicina estética y cosméticos, uno de los pilares básicos para mantener una piel y cabellos sanos y jóvenes.

La caída hormonal asociada al proceso de envejecimiento afecta también a nuestra piel, provocando, entre otros síntomas, la aparición de arrugas, sequedad, palidez y pérdida de grosor de la piel. La terapia de reemplazo hormonal – de estrógenos, progesterona, hormonas tiroideas, testosterona, DHEA y melatonina – ayuda a frenar este envejecimiento de la piel.

Dirección médica de Neolife


El proceso de envejecimiento de la piel se produce por factores externos (tabaco, mal hábito nutricional, falta de sueño) e internos, como la disminución de los niveles hormonales.

El proceso de envejecimiento afecta a todos nuestros órganos y tejidos, algunos de ellos de gran importancia para nuestra salud y calidad de vida – como el corazón, el cerebro, las glándulas, los músculos o los huesos -, pero también a otros que, si bien no son tan determinantes en la salud y la calidad de vida, sí tienen importancia en la autoestima y el aspecto físico, como lo son la piel y sus anejos (pelo, uñas…).

De sobra es conocido que con el paso de los años la mayoría de nuestros niveles hormonales van decayendo, antes o después, con mayor o menor intensidad. Melatonina, hormona de crecimiento, DHEA, estradiol, progesterona, testosterona… todas ellas están al 50% de sus valores máximos de la juventud cuando alcanzamos los 50 años y por debajo del 25% a los 70 años.

Efectos cosméticos de la terapia de reemplazo hormonal. Clínica Neolife

No es que la caída hormonal sea la responsable de nuestro envejecimiento, es el envejecimiento el causante de la caída hormonal. Pero esta caída hormonal sí se relaciona directamente con muchos de los síntomas del propio envejecimiento: cansancio, insomnio, alteraciones del estado de ánimo, dolores articulares, pérdida de concentración y memoria, aumento de peso, disminución de la libido y, cómo no, la aparición de arrugas, sequedad, palidez y pérdida de grosor de la piel.

Se conoce como envejecimiento extrínseco de la piel al desencadenado por factores externos, como los rayos ultravioletas, la contaminación ambiental y los estilos de vida desfavorables (tabaco, falta de sueño, mal hábito nutricional). Por otro lado, la piel sufre un envejecimiento intrínseco, el desencadenado por el paso de los años y debido mutaciones genéticas, procesos inflamatorios, pérdida de grasa subcutánea y disminución de los niveles hormonales, entre otras causas.

Los estrógenos.

Este grupo de hormonas (estradiol, estriol y estrona) es quizá el más relevante a la hora de mantener una piel sana y fresca. Aunque parezca extraño, parte de la producción de los estrógenos se produce en la piel. Estas hormonas influyen sobre el grosor y humedad de la piel y la formación de arrugas. Aumentan los glucosaminglicanos y el ácido hialurónico, manteniendo la integridad de la piel. Además, aumentan la producción de colágeno y elastina, lo que mantiene su grosor, hidratación, ausencia de arrugas y aspecto mullido. Su disminución se asocia a una menor densidad de capilares sanguíneos en la piel y por tanto a un aspecto pálido y más nutrido de esta. Los estrógenos también influyen en mantener un cabello fuerte y sedoso. La caída de los niveles estrogénicos en el puerperio (después del parto) y en la menopausia son la principal causa de un cabello seco, fino y quebradizo. Por último, esta disminución puede asociarse al aumento de bello facial.

En conclusión: el mantener unos niveles adecuados de estrógenos, especialmente del 17 beta estradiol en la perimenopausia, menopausia y postmenopausia es esencial para tener una piel y cabello sanos.

La progesterona.

Es otra de las clásicas hormonas utilizada en la terapia de reemplazo hormonal, tanto en la mujer premenopáusica como en la postmenopáusica. Ya antes de la menopausia puede haber una caída de esta hormona producida por los ciclos menstruales anovulatorios. Sin embargo, su efecto directo sobre la piel y sus anejos es todavía desconocido.

Las hormonas tiroideas.

Regulan el metabolismo de todos nuestros tejidos, afectando al desarrollo cerebral, respiración, temperatura corporal, fuerza muscular, densidad de los huesos, ciclos menstruales, peso, niveles de colesterol, sequedad de la piel y fragilidad del cabello. A pesar de que el declive de los niveles plasmáticos de las hormonas tiroideas a lo largo de la vida no es tan notorio como el de otras hormonas, lo que sí ocurre es que los receptores celulares para estas hormonas van perdiendo funcionalidad y no es raro encontrar síntomas más o menos floridos de un tiroides hipofuncionante o un hipotiroidismo subclínico a partir de los 45 años. El cansancio, sensación de frío, aumento de peso, piel fina y seca, el cabello fino y quebradizo y su caída son los principales síntomas de un tiroides hipofuncionante.

La testosterona y la DHEA.

La testosterona es, junto con el estradiol, la hormona reina en la terapia de reemplazo hormonal bioidéntica tanto en hombres como en mujeres por sus múltiples efectos beneficiosos. Por su parte la DHEA, un andrógeno débil, es igualmente muy utilizado en los tratamientos de medicina preventiva antienvejecimiento, con numerosos efectos beneficiosos. Sus efectos sobre la piel y pelo son ampliamente conocidos. Por un lado, mantiene el grosor, hidratación y buen aspecto, pero por otro lado puede producir efectos indeseados como hirsutismo, bello facial y corporal, piel grasa, acné y, a veces, incremento de la caída del cabello de la cabeza. Sin embargo, este último efecto secundario no se ha podido comprobar científicamente.

Un tercio de las mujeres que presentan cabello fino y pérdida de pelo coinciden con una disminución de sus valores de testosterona y, además, dos tercios de las mujeres tratadas con testosterona refieren un aumento de la densidad del cabello en la cabeza, es decir, un efecto beneficioso. En realidad se habla de alopecia androgénica de la mujer por su patrón de pérdida de pelo, pero esta no es debida directamente a la testosterona.

La melatonina.

Es una de las hormonas clave para conseguir un envejecimiento saludable, no solamente por su función cronoreguladora, sino también por sus poderosos efectos antioxidantes. La melatonina en crema se ha utilizado para el tratamiento de las mucositis y radiodermitis producidas por la radioterapia de los enfermos de cáncer con magníficos resultados. Recientemente estas cremas con melatonina, junto con la coenzima Q10, se han empezado a utilizar como tratamiento preventivo del envejecimiento cutáneo intrínseco y extrínseco. Su acción es a nivel de la mitocondria, activándola para producir la energía requerida para que la célula pueda funcionar correctamente. El resultado es un aumento de la síntesis de proteínas como el colágeno y la elastina, un incremento de ácido hialurónico, así como de otros componentes de la piel. Revierte el daño producido del estrés oxidativo, la polución, la falta de sueño, el tabaco, y el sol, entre otros.

Los niveles de todas las anteriores hormonas se miden en un buen programa de terapia de reemplazo hormonal bioidéntica, como el que realizamos en la clínica Neolife. Esto, junto con la historia clínica y la exploración física, nos permite hacer una correcta prescripción de cada una de ellas en sus dosis y vía de aplicación.

La terapia de reemplazo hormonal bioidéntica es, junto con otros tratamientos de medicina estética y cosméticos, uno de los pilares básicos para mantener una piel y cabellos sanos y jóvenes.