Cómo mejorar nuestra Edad biológica


Se considera que el envejecimiento depende en un 35% de nuestra predisposición genética (genoma) y en un 65% de nuestra interacción con el entorno (ambioma).

Un estudio publicado por la prestigiosa revista British Medical Journal confirma la correlación entre la dieta mediterránea, la actividad física regular o la suplementación con vitamina D y la mejora de nuestra Edad Biológica (mayor longitud de los telómeros).

Dirección médica de Neolife


Un estudio longitudinal es aquel que se prolonga en el tiempo durante la vida del sujeto muestra e incluso más allá. A menudo estos estudios siguen adelante cuando sus investigadores originales ya han muerto. Entre los pocos grandes estudios longitudinales que actualmente están activos se encuentran:

El Framingham Heart Study que estudia los factores de riesgo cardiovascular desde 1948.

  • El Cooper Center Longitudinal Study (CCLS) que desde 1970 estudia el efecto de la capacidad cardiovascular en la salud de más de 100.000 individuos.
  • The Nurses´s Health Study que desde 1976 evalúa numerosas variables de salud en más de 235.000 enfermeras.

Pues bien, este último estudio ha publicado en la prestigiosa revista BMJ, British Medical Journal (1), la correlación entre la adherencia a la dieta mediterránea y la longitud de los telómeros.

De todos es conocido que la dieta mediterránea rica en verduras, frutas, aceite de oliva, frutos secos, legumbres, cereales integrales y un consumo moderado de alcohol, aumenta la longevidad y reduce la incidencia de enfermedades crónicas como las cardiovasculares o el cáncer. Por otro lado la longitud de los telómeros (parte final del ADN de nuestras células) se ha convertido en el biomarcador por excelencia del grado de envejecimiento celular. A mayor envejecimiento celular, menor longitud telomérica.

Cómo mejorar nuestra Edad biológica

Existen docenas de estudios que vinculan los hábitos de vida y numerosas enfermedades con la longitud de los telómeros de manera que, a modo de ejemplo, el tabaquismo, el sedentarismo, la obesidad, el estrés o el cáncer se relacionan con telómeros más cortos.

Beneficios de la dieta mediterránea

La dieta mediterránea tiene importantes efectos antioxidantes y antiinflamatorios y por tanto es de suponer que pudiera enlentecer el acortamiento de los telómeros. Precisamente esto es lo que presentó el estudio publicado en el BMJ en el que se valoró a 4.676 mujeres de edad media mediante un detallado cuestionario nutricional y la medición de la longitud telomérica de sus leucocitos. El grado de adherencia a la dieta mediterránea se cuantificó en una escala de 0 a 9 puntos.

Entre los resultados se observó, como era de esperar, que las mujeres más jóvenes tenían los telómeros más largos al igual que las que tenían mayor puntuación en el grado de adherencia a la dieta mediterránea, independientemente de otros factores que pudieran influir como el tabaquismo, la obesidad o el grado de actividad física.

Lo curioso del estudio es la correlación entre la puntuación de dieta mediterránea y edad biológica. Cada punto de adherencia a la dieta se correlaciona con 1,5 años de edad biológica. Así, una mujer de 50 años con una puntuación de 6 (3 puntos por debajo del valor máximo de 9), tenía una edad biológica 4,5 años superior a su edad cronológica, es decir de 54,5 años.

Además, se observó que a mayor nivel plasmático de 25-OH colecalciferol (vitamina D) y a mayor nivel de actividad física, mayor longitud de los telómeros. Por otro lado los autores apuntan a cierto peso genético en relación con la puntuación en la adherencia a la dieta mediterránea y a la longitud de los telómeros pues, al parecer las mujeres con mejores resultados podrían tener orígenes familiares en inmigrantes procedentes de los países mediterráneos.

Dieta mediterránea, medición de los telómeros, actividad física regular, suplementación con vitamina D…, todos ellos son, entre otros muchos, elementos constantes de nuestros programas Neolife de Age Management.


BIBLIOGRAFÍA

(1) Mediterranean Diet and Telomere Length. BMJ 2014; 349: g6843